dijous

LES PAPALLONES DEL VI

Hubiera sido preferible no enamorarme, me digo. Pero, al momento siguiente, al siguiente trago de vino, me digo que, pese a todo, pese a la inevitable separación, pese a la inevitable frustración, el amor merece la pena. Sobre todo, cuando no se espera, cuando no se busca. Éstos son los efectos del vino, esta dulce euforia que me invade tan despacio, tan suavemente, ¿por qué detenerme en la separación, en la frustración?, ¿es que la última noche, esa escena que golpea mi cabeza con tenacidad, que hace que cierre los ojos para verla con más claridad, para sentirla de nuevo desde dentro, no ha sido lo mejor que me ha sucedido en mucho tiempo? Lo mejor, quien sabe, pero sí lo más asombroso, lo más inesperado. Así, que mientras bebo despacio mi copa de vino, despacio, como dices que hay que beber, y transcurren las horas y vacío la copa y la vuelvo a llenar, viajo sola a esos días.
Soledad Puértolas – Compañeras de viaje
He trobat fantàstica la comparació entre els efectes d’enamorament i un glop de vi que insinua Puértolas en aquestes línies de la seva última obra. Sempre tan intimista i reflexiva. La sensació de fogositat que et comença a la gola i et recorre fins les entranyes, fins allí on les papallones s’enlairen encenent l’espurna de la exaltació, de la excitació. Quan comences a tartamudejar i a tenir la risa fluixa provocant-te un estat de ceguesa progressiva. Només et queda, aleshores, servir-te una altre copa de vi, o anar directament al llit.